Coloquios'
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Fray Bernardino de Sahagún |
- En esta nueva entrada hablaremos sobre el libro ¿Nuestros dioses han muerto? de Fray Bernardino de Sahagún.
- Cuando pueblos de culturas diferentes entran en contacto ya sea de modo pacifico o violento, sus visiones del mundo, diversas formas de pensar y creer generan confrontaciones, conflictos y persecuciones. La llegada de los españoles en el Nuevo Mundo a demás de a ver enfrentamientos y conquistas, querían que siguiera existiendo la idea de que era necesario quitar las creencias de los indios.
Fray Bartolomé de las Casas llamo a los hechos de la nación española “Destrucción de las Indias”. Para el único modo de conversación era un lento camino de dialogo, coloquio y pacifica confrontación, sin violencia.
Pocas situaciones son las que se puede documentar un dialogo “coloquios” entre quienes se ostentan como depositarios de las creencias y del saber de los españoles y los conocimientos de los indios.
En el libro de los Coloquios se aprovechan viejos papeles y memorias de fray Bernardino de Sahagún en los que fue auxiliado por “cuatro viejos muy platicos y entendidos en su lengua” y también por otros jóvenes indígenas.
“Los coloquios” tuvo lugar en México- Tenochtitlán en 1524. El testimonio no llega solo en lengua de los españoles sino también en náhuatl, en la transcripción participaron fraile humanista, cuatro viejos sabios y estudiantes indígenas.
Fray Bernardino nación en la villa de Sahagún, en el antiguo reino de León. Llego con otros franciscanos a la Nueva España en 1529, su vida trascurrió en la religión central de México. Hasta que agotado su cuerpo por largos trabajos como misionero e investigador, pero llena de vida y sabiduría su alma, murió en San Francisco de México en 1590.
Los escritos quedaron puestos en limpio y buena letra en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco en 1564.
Fray Bernardino de 1529 a 1547 actuó como misionero perfecciono su conocimiento del náhuatl hasta ser uno de los principales “padres lengua”, además fue profesor en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco.
Escribiendo en 1577 empezó a conocer la profundidad de la cultura prehispánica de los pueblos nahuas, en el convento de Tepepulco y sabios indígenas le mostraron viejos libros (códices) y le permitieron trascribir muestras de su “Antigua palabra” Huehuehtlahtolli de aquí obtuvo oraciones, discursos, consejos de los padres a sus hijos.
Pronto comenzó a recopilar otros textos en náhuatl, en la década de 1561-1570 llego a la documentación mas amplia. Toda ella en náhuatl, sobre los aspectos de la cultura prehispánica, incluyendo pinturas y textos sobre atributos de los dioses, oraciones e himnos, descripciones de las fiestas y sacrificios en función del calendario, organización social y política, comercio, plantas, animales, partes del cuerpo, medicina, educación, agricultura, alimentación, etc.
Hacia 1569 distribuyo sus textos nahuas en doce libros. En 1564 llegaron los “papales y memorias” en lengua mexicana a Fray Bartolomé de las Casas.
- En el primer libro, contienen las pláticas y confabulaciones y sermones que hubo entre los doce religiosos y los principales ídolos.
- En el segundo libro, trata del catecismo y doctrina cristiana.
- El tercer libro, había de ser el suceso que tubo esta conversación en las manos de los doce padres.
- El cuarto libro, había de ser una declaración o postilla de todas las epístolas y evangelios de las dominicas todo l año.
- Todo lo demás, es decir del capitulo treinta del primer libro y el segundo se desconoce por completo.
El rescate se hizo para dar a conocer una base histórica a la introducción de las enseñanzas de la doctrina cristiana entre los indígenas, las circunstancias de lo que debió ser el contacto entre los frailes y los mexicas.
En el libro de los Coloquios incluyen varias formas de expresión como cuando los franciscanos explican por que han llegado a México, quien los envió y la partida de la enseñanza de los frailes.
- Como complemento, te presentamos un pequeño resumen de cada capítulo (:
Confrontación entre Franciscanos y sabios Indígenas
- Capitulo I.
- Habla de los testimonios o coloquios de cuando vinieron por primera vez, al corazón de la gran ciudad, de México-Tenochtitlán, los doce padres de San Francisco (franciscanos).
Reunieron a todos los señores, los gobernantes que vivían en México, para darles su mensaje que fue a los mexicas y tenochcas, los señores, los gobernantes les dijeron que pusieran en su corazón lo que les iban a decir, la palabra del mensaje,
Que no los vieran como ellos estuvieran por encima porque solo eran semejantes, que también eran gente de pueblo, que eran maceguales, que eran hombres y no eran dioses, que eran mortales, como todos los demás, que solo eran mensajeros.
Solamente habían sido enviados aquí al lugar de su casa, a su agua, a su monte, a su ciudad para traerles la palabra del que en todas partes del mundo, es gran señor en las cosas divinas, cuyo nombre es santo padre Papa.
Que el emperador el rey Carlos quinto les dijo que enseñaran la palabra de Dios, que les muestren la vida cristiana para que puedan salvarse.
Cuando lo escucho, reunió a todos los hermanos menores, los cardenales, les puso a escuchar su palabra, su suplica del querido hijo, el emperador.
Que entonces dialogaron, y su resolución se hizo que fueran allí los enviados, sus elegidos para ir a enseñar la preciosa palabra del Señor Nuestro, Dios, para que así los instruyan, y así puedan salvarse.
Que ellos eran los doce mensajeros que envió el gran gobernador que se encuentra en Roma, y que les entregó el libro divino, donde se guarda su reverenciado aliento, su palabra, de que es único, verdadero Dios, del que son los cielos, del que es la tierra, el Dador de la vida.
Capítulo II.
- Donde se dice quién, cómo es, el gran gobernante en las cosas divinas del mundo, él, el santo padre Papa.
Los Franciscanos dicen que los envió el santo padre, el Papa. Que deben de escuchar quién y cómo es,
¿Quién es en el mundo, sobre la tierra, el gobernante en las cosas divinas?
¿Cómo es? ¿Es acaso un dios?
¿O es tal vez, como nosotros los hombres?
Les dicen que en la tierra, en todas partes del mundo, es gobernante en las cosas divinas, el santo Padre es un hombre, un varón como nosotros, que es bueno su corazón, su vida que es un gran sabio, venerable imagen en la tierra, guarda él las cosas del verdadero Dios, señor..
Que el Dador de la vida le hizo entrega por sí mismo, de su autoridad, que él también es mortal, perecedero y que cuando el muera se instalara en su lugar a otro hombre viene a ser el representante, el que guarda, el que gobierna, la estera, el sitial del Dador de la vida, que él se encuentra, de donde vienen, en el corazón de una muy grande ciudad, la llamada Roma.
Que el Papa tiene a su cargo todas las palabras divinas que se encuentran en el libro divino y que por su mandato son elegidos todos los sacerdotes, los maestros, los que cuidan, los que trabajan en las cosas divinas. Él santo Padre, también dispone, ordena, se afana, para que el verdadero, el solo único Dios, Señor, así sea dado a conocer, la palabra divina en todas partes de la tierra.
Por eso los habían enviado para que se iluminaran, les enseñaran para que obedecieran a Dios, que era el dueño del cielo y de la tierra.
Que Dios no quiere paga, solo que la gente mutuamente se favorezca, que hagan el bien.
Capítulo III.
- Este capítulo habla sobre la palabra que dios le encomienda a los españoles para que ellos la divulguen, por ejemplo, los españoles dicen a los indios que ese dios del que hablan gobierna en todas partes, en el cielo, en la tierra, en la región de los muertos.
A la vez los indios se preguntaron de donde vino esa palabra, como se manifestó, quién se las dio, donde la encontraron, los españoles les dijeron que dios está en todas partes y que siempre va a estar en donde lo necesiten.
Los españoles dicen que su misión es manifestar todas estas bendiciones de las cuales dios les encomendó, dicen que todo aquel que confíe en el será bendecido, no importa si es la peor persona sobre la faz de la tierra, que él los va a ayudar en todo lo posible.
Dicen también que ninguna palabra que no sea correcta la dirán, que solamente lo que les pide el gran dios, ellos no pueden decir mentiras y que lo que digan será verdad.
El santo padre al que llaman los españoles como dios es una persona muy buena y tiene el poder de manifestarse físicamente y espiritualmente, les enseñan que él mandó a su hijo Jesucristo para que diera paz en el mundo.
Capítulo IV.
- En este capítulo se habla sobre la explicación de los españoles a los indios sobre las costumbres religiosas que tienen los europeos para venerar a dios. Les explican que ellos también tienen formas de venerarlo como rezar, esto según ellos les sirve para que él señor les de todo lo que desean.
Hacen la comparación los españoles sobre las diferentes cualidades que tiene su dios a comparación de tan variada extensión de dioses que poseen los indios, les dicen que uno sólo puede sustituir a tantos dioses como el de la lluvia, el sol, el inframundo, etc.
Los españoles piensan que si en verdad son dioses los que nombran los indios, que porqué se burlan tanto de la gente, porque no tienen compasión de las personas, que ellos no son en verdad dioses, que solamente son farsas. Dicen según ellos que el dios verdadero es aquel que tiene compasión con la gente, que es bueno, que la perdona.
Los españoles le dicen a los indios que el dios que vienen a enseñarles es muy bondadoso y que siempre va a hacer justicia, que él nunca va a hacer nada sucio, que es por completo recto.
Dicen que dios los ama aún aunque ellos no lo conozcan y que si en verdad confían en él que nunca los defraudará y que siempre podrán contar con el, que él es el dios verdadero y que todas estas palabras están marcadas en el libro divino.
Capitulo V.
- Hablan los doce padres hacia los mexicas:
A los indígenas se les enseña quien es el santo Padre, el Dador de la vida; el Señor Nuestro, Dios nuestro; Jesucristo.
Se les explica que el Dador de la vida, el verdadero Dios es el inventor de la gente, el que la hace libre estableció su reino junto a ellos y mando a mensajeros o elegidos para aborrezcan y no quieran a los dioses que tienen los indígenas y les explican que para que pueda contemplar y admirar su reino o el cielo a quien los frailes le dan el nombre de Santa Iglesia Católica tienen que dejar de adorar a sus dioses quienes no son conocidos por su él ni por los frailes y empezar a adorar a el Dios verdadero, Jesucristo.
También les explican que su dios tienes muchas riquezas y que a aquellos que consideran dioses en realidad no lo son que en realidad solo se burlan de la gente y los españoles les piden a los mexicas que les escupan a sus dioses.
Los españoles les contaron a los indígenas que nadie podía entrar a los cielos si no era fiel a la Santa Iglesia Católica.
Los españoles le llamaban casa real a los cielos y decían que había muchas riquezas en ellos.
Los españoles les pedían a los indígenas que dejaran de hacer sacrificios que mejor dejaran por completo a sus dioses y que alabaran a su dios para que ellos y él se quedaran limpios.
Los españoles creían que ellos eran los enviados o elegidos para hacer cumplir la “palabra de Dios” y decían que ellos habían recibido su poder y que ellos tenían el poder de pasárselo a los indígenas y de dejárselo pero lo único que tenían que hacer era reconocer a su nuevo Dios.
Capítulo VI.
Los mexicas responden a los doce padres cuando concluyeron:
Los mexicas después de haber escuchado las palabras de los doce padres que representaban a la Iglesia Católica decidieron juntar a todo el pueblo y a todos los gobernantes (de nuevo) y decirle a los padres que repitieran lo que ellos ya habían escuchado pero ahora para todo el pueblo, los español repitieron lo que antes habían dicho y el pueblo al escuchar esto se quedo perplejo y apanicado.
Los indígenas después de quedarse perplejos les dijeron que ellos hacían mal porque habían llegado con la idea de mandar sus tierras cosa que a ellos les disgustaba que los indígenas ni siquiera sabían d donde habían llegado y de por qué habían llegado a sus tierras.
Los indígenas les cuestionaban a los españoles que su santo Padre no les daba nada y que a ellos sus dioses les daban “Turquesas, ajorcas” o lo que es igual realidades preciosas y que por que querían deshacerse de de sus dioses a quienes les ofrendaban muy poco y ellos les daban muchas cosas para podre vivir por que los querían desterrar de sus tierras en donde eran tan bien adorados.
Mencionad a muchos de sus gobernantes como por ejemplo a Motecuhzomatzin, Ahuitzotzin, Totoquihuaztli etc. Y dicen que si ellos hubieran llegado en su tiempo estos gobernantes les hubieran respondido con un muy buen discurso puesto que estaban defendiendo a sus dioses. Los indígenas les cuestionan que desde hace mucho tiempo ellos se gobiernan “La cola, el ala” o lo que es lo mismo la gente del pueblo y que los españoles llegan y solo quieren mandar sin escuchar a al pueblo y es muy injusto y que su único oficio además hacia con los dioses era durante la noche y el día la ofrenda de copal, el ofrecimiento del fuego, y la acción de sangrarse para ofrecer su sangre y además mencionan a quienes los guían hacia los dioses que son los que leen o miran, los que cuentan lo que estaban leyendo los que despliegan las hojas de los libros y los que tienen a su cargo las pinturas en donde representan a sus dioses y que los españoles lo único que le ofrecen a su dios es “la palabra divina” y su Dios no les da nada que ellos puedan sentir con su cuerpo, a los indígenas después de dar ofrenda a sus dioses ellos a cambio les cumplían algo como por ejemplo ganar una guerra, comida o lluvia.
Capitulo VII.
- Al estar en el dialogo los gobernantes y sacerdotes nahuas, los sacerdotes humillándose como gente del pueblo, dio la bienvenida a Cortes, diciéndole que llegaba a su ciudad.
Los sacerdotes decían frases de reconocimiento y tolerancia reconociendo a los frailes como la divinidad.
Los sacerdotes nahuas daban la impresión de que hubieran aceptado la llegada del libro, la pintura celestial y la palabra divina.
Los sacerdotes nahuas rechazan la propuesta por los frailes, ya que ofendieron a sus dioses. Los sacerdotes respondieron que ellos eran los que les dieron su norma de vida, ellos les enseñaron sus formas de culto. Ante ellos hacían juramentos, así nos sangramos, pagamos nuestras deudas, quemamos copal, ofrecemos sacrificios. Los dioses nos dan nuestro sustento, nuestro alimento, todo lo que se bebe.
Ellos mismos son ricos, son felices, poseen las cosas, son dueños de ellas y siempre hay verdear en su casa.
Es bastante que hayamos perdido, que se nos haya quitado el mandato y el poder. Si en el mismo lugar permanecemos provocaremos que a los gobernantes los pongan en presión, hagan con nosotros lo que quieran.
Capitulo VIII.
- Al estar en el dialogo los sacerdotes y los doce padres, los doce padres respondieron a los sacerdotes y hablaron en seguida: no se preocupen nuestra palabra, como ninguno de sus dioses es verdadero, de todos los que veneran, a los que suplican. Si sus dioses fueran verdaderos ¿acaso no también notros los tuviéramos, acaso no también les pidiéramos nuestro sustento, nuestro alimento, acaso no estuvieran en todas partes, en la tierra, también invocados, suplicados? A si comenzaron a revelar a los sacerdotes quienes son los dioses que ellos adoraban.
Nosotros no inventamos lo que decimos, por que bien sabemos quienes son y quienes tenemos por dioses, sabemos donde y de que manera tuvieron principio, como era su corazón, su oficio, su voluntad y de donde vinieron todo lo haremos saber en “el libro divino” la biblia. Esta palabra es muy verdadera, ustedes no han hecho ninguna adoración desde entonces están ciegos, están sordos.
Pero ahora si no quieren escuchar la palabra de Dios mucho es lo que peligran, el castigo de Dios.
Al escuchar lo dicho por los padres los gobernantes les dijeron a los sacerdotes: que no se altere su corazón, ¿quienes son, como son, de donde vinieron a quienes tienen por dioses?
Los sacerdotes respondieron a lo dicho por los gobernantes que antes de lo pedido tenían que hablar de Dios.
Capítulo IX.
- Los sacerdotes y los doce padres continuaron con su coloquio, preguntando estos por el dador de la vida, los cuales respondiéndoles les explicaron que el señor Dios era el inventor de todo lo conocido pero él no inventó las pleitos y conflictos que tenían los hombres.
Señalan que el tuvo siempre el principio de crear la tierra lo visible y lo invisible y además que nunca tendrá fin que a Dios nunca le sucedería nada, en cambio el bienestar la riqueza siempre estarían con él.
En cambio la pobreza el odio la tristeza, la envidia nunca estaría con él, porque él solo era riqueza y alegría.
Hablan a los sacerdotes a los padres de que su dios siempre estaba con ellos que nunca se apartaba de ellos prometiéndoles seguridad todo el tiempo. Les explican que el señor es poderoso y que puede ser lo que él quiera siempre y cuando lo desee.
Todo esto lo repiten de diferentes formas puesto de diferentes puntos de vista con tal de no dejar de hablar de su señor Dios
Los sacerdotes les contaron, que su señor Dios, fue el que les dio la orden de venir con ellos y no ellos que vinieron por órdenes de su rey. Ellos comentaban que solo venían para proclamar la palabra de Dios y que cumplirían sus órdenes.
En mi punto de vista esto era para convencer a los padres y que aceptaran repartir esta religión por su comunidad, pero por supuesto lo padres no se dejarían convencer tan fácil por ello insistían en mencionar los temas de una u otra forma.
Capítulo X
- Los padres atónitos no podían creer lo que les contaban los doce sacerdotes, así que preguntaron sobre los ángeles.
Los sacerdotes les contaron que antes de crearlos formó al planeta tierra, después a su mansión, el lugar donde viviría él y sus ángeles. Después les describieron a estos los cuales eran grandes, fuertes y muy sabios. Había muchos en el palacio y en el mando un ángel llamado Lucifer.
Este último mencionado, era un ángel mas fuerte y destacaba por su hermosura, esto provoco que empezara a hablar sin pensar dijo que Dios era igual a él. Al oírlo hablar algunos ángeles le creyeron y lo seguían, lo honraban hasta convertirlo en su señor.
Había otro gran ángel, san Miguel que le inicio la guerra a él. Se impuso diciendo que nadie podría ser igual a Dios, que él era el único gobernante de todo lo que existía y nadie se le podría comparar.
Los vencidos fueron llevados a un lugar donde solo había noche convirtiéndose en demonios a los que los indígenas llamaban “tzitzimine”, cueletin. Y que también les llamaban tzontémoc “el que cae de cabeza”, tzonpachpul, “el de los pelos colgantes a modo de heno”.
Continuaron describiéndolos que eran tenebrosos, muy sucios, muy orgullosos, se burlan de la gente e iracundos.
Después de decirles esto les dijeron que sus dioses no lo deberían des y por creérselo eran demonios. Así termino la respuesta de los sacerdotes.
Capitulo XI.
- ¿Quiénes eran los demonios de los que se les había hablado y que hacían en contra de los hombres y como se presentaban? A lo que los frailes contestaron.
Al explicarles como se formaron los diablos los sacerdotes les contaron el oficio de los diablos.
Los demonios a cargo de Lucifer eran odiados por todos, Lucifer dijo que comenzarían la guerra en contra de los “del cielo”. Atacando a los hombres que eran sus hijos.
Los sacerdotes les contaban como se les podía presentar el demonio desde niños como hombres grandes y fuertes hombres provocando que se peleen entre ellos. Por eso les mencionaban que no pecaran ya que hería el corazón de Dios el señor que les había dado la vida.
Los sacerdotes les dijeron que a los que llamaban sus dioses eran esos demonios, que a ellos eran a quien hacían oración, comían enfrente de ellos y les ofrecían sacrificios, que esos demonios eran solo sus enemigos, los que les hacían daño y los que los hacían miserables, y esto solo la hacían porque son sus enemigos de la guerra que engañan y son malvados con tal de ganar esa guerra que comenzó el demonio Lucifer.
Por supuesto que esto le costó trabajo aceptar ya que era su religión, y pensar que habían adorado a unos demonios, que eran las cosas horribles que les habían contado, no lo podían comprender.
Capitulo Xll.
- ¿Qué ocurrió con los ángeles vencedores y que tarea les ordenó que hicieran en la tierra?
Entendiendo poco a poco los padres se preguntaron cómo son los buenos ángeles y como el señor Dios ordeno que nos auxiliaran.
Los buenos ángeles los que eran hijos de Dios, los que vencieron el mal dieron agradecimiento a Dios por ser su gobernante, porque los había fortalecido, por haberlos auxiliado para vencer a sus enemigos, los que despreciaban a Dios.
Para lo que el señor Jesucristo les dijo que vinieran hacia él y que recibirían el reino para siempre que para ellos tenía dispuesto. Les prometió que siempre estarían a su lado alegres y felices.
También les dijo que ellos no tendrían que moverse de su lado que siempre estaría enfrente de su rostro, que a ellos siempre los amaría, les prometió que les daría gran sabiduría. Los haría guía de otros para que sigan sus pasos.
Premiándolos por su valor se volvió fiel de ellos, ganando su confianza y por lo cual obtuvieron estos privilegios.
De este modo Dios les dio como oficio que nos fortalecieran y que nos protegieran de los malvados diablos los enemigos y los que causan mal a la gente.
Capítulo XIII.
- En este capítulo los españoles le comunican a los indios sobre cómo el gran dios hizo todo lo que hoy conocemos, la tierra, el agua, los animales, el espacio, el sol, la luna y las estrellas. Dicen que esto lo hizo en tan solo una semana y que al final hizo al hombre.
El hombre fue creado primero, a ese hombre se le llamó Adán, después, de una costilla nació la primera dama de nombre Eva. Dios les permitió que vivieran en todo un paraíso lleno de árboles, frutas y vegetación, pero también existía un árbol del cual no podían comer sus frutos, era el llamado árbol prohibido.
Así, los españoles fueron contando a los indios de la creación de todo lo conocido, con el fin de que vieran la gran fuerza y capacidad de hacer y deshacer del gran dios Jesús.
Cuentan que en el primer día, el domingo, creó toda la luz que hoy se ve, el segundo día, el lunes hizo los cielos, el martes creó las gigantescas aguas de los mares, el miércoles hizo el sol, la luna y las estrellas, el jueves inventó los peces que habitan los océanos y las aves que vuelan los cielos, el viernes hizo a todos los que andan con sus patas osea los animales terrestres; ya que terminó todo decidió crear al hombre.
Capítulo XIV.
- En este capítulo se habla sobre los grandes peligros que corre la humanidad como la maldad; los españoles relatan sobre la historia del malvado Lucifer, que es un demonio. Este ser maligno atacó al primer hombre y a la primera mujer engañándolos, diciéndoles que comieran del árbol prohibido y del fruto prohibido que era la manzana, al comer esta fruta, dios se enojó mucho ya que lo habían desobedecido y los expulso del paraíso.
Al ver lo que había pasado, Dios se enfureció muchísimo y les dijo a Adán y Eva que sus almas no iban a entrar a su reino y que iban a ser mandadas al lugar de los muertos y no al cielo.
Los españoles dicen que cuando nacen los dos primeros hijos de Adán y Eva, de nombres Caín y Abel, Lucifer ataca a Caín para que matara a su hermano menor Abel; al hacer esto, Caín se convierte en un ser sumamente repugnante que estaba poseído por el mal. Caín se va a vivir a las montañas con su familia y así poco a poco Lucifer se fue apoderando de él y su familia.
Así, poco a poco fue apareciendo el mal en el mundo, desde la historia de Adán y Eva hasta nuestros días, es lo que decían los españoles a los indios.
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